Como no podía ser de otra manera, la primera entrada de opinión que he
querido publicar en este blog es para una novela que leí hace dos meses y que según
mi criterio se merece un 10 absoluto.
Hoy Júpiter, una historia bien llevada en la que el interés por los personajes
nunca decae, está escrita en un lenguaje que raya lo sublime. Un lenguaje sin
florituras en el que cada palabra está colocada en el lugar exacto, como una
maquinaria cuyos engranajes tuvieran una precisión milimétrica y donde nada
sobrara. Después de leerla se le queda a uno no sólo la sensación de que en sus
408 páginas estuviera contenido todo el diccionario, sino de que además, a cada
dos por tres, Landero se inventara palabras de forma intuitiva, nuevos términos
que sabemos que existen pero que jamás habíamos oído, comprensibles y obvios y
al mismo tiempo cargados de originalidad, como si fuera un prestidigitador de
la semántica, un mago que se sacara de la manga las cosas más absurdas y que al
presentarlas ante nuestra torpe vista cobraran significado de inmediato.
En capítulos alternos Luis Landero nos narra la vida de dos personajes,
Dámaso y Tomás. Dos historias paralelas sin ninguna aparente conexión donde se
desgranan poco a poco los episodios más significativos de sus vidas. Un ejercicio
metódico de introspección sobre los sufrimientos e ilusiones del alma humana
que nos hace vincularnos a ambos, comprenderlos, atravesar con ellos sus cambiantes
estados de ánimo, sumirnos en la desesperanza y al poco rato agarrarnos a una
nueva promesa de redención, venida en forma de mujer o de nuevos propósitos.
En esta novela Landero nos habla del amor y de la venganza, y de las desilusiones que el paso del tiempo acarrea
de forma inexorable y que, aunque ya se intuyan, uno nunca piensa que vayan a ocurrirle,
y también del olvido y de la esperanza que renace cuando uno ya cree que todo
está perdido. Hoy Júpiter es una novela para leer despacio, para recrearse en cada una de sus frases, de sus párrafos, de sus capítulos, para disfrutar del correr de las horas en buena compañía sin el deseo de que transcurra el tiempo ni de que el número de las páginas que quedan por leer se vaya haciendo más pequeño que el de las ya leídas. Una novela necesaria escrita por un monstruo de la literatura del que espero seguir leyendo muchas cosas. Gracias Luis.
¡Ay! quien viera uno de mis libros piropeado tan bellamente. Eres sumamente generoso, extenso y usas el lenguaje de un gran escritor. Mis felicitaciones poir tu nuevo blog. Te auguro èxitos.
ResponderEliminarUn cordial saludo.
Muchas gracias por tus elogios Adelfa. Las buenas novelas inspiran bellos pensamientos, los méritos en este caso serán de Landero, aún así me anima lo que dices. Espero poder leerte pronto. Un saludo.
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